En Santa Cruz de Tenerife, a 16 de Diciembre de 2014

Estimad@s Tod@s

No sé si cincuenta y dos años de vida profesional, cuarenta y dos de ellos dedicados a la cosa pública, se pueden condensar en tres palabras, pero lo intentaré: ¡ADIOS!, ¡HOLA!, ¡GRACIAS!

Adiós a ese inflexible y tirano reloj que me controlaba.

Adiós a la empresa a la que he dedicado mi vida. Carece de corazón y de memoria, pero eso, lo he sabido desde siempre. Nunca me importó. Siempre supe que mi dedicación debía ser para los ciudadanos y no para sus hipotéticos “representantes”

Hoy, además, carece de moralidad. Aquel atisbo de Administración profesional que intuí en mis comienzos en la función pública ha dado paso a una Administración politizada, donde el mérito, en muchas ocasiones, ha sido sustituido por el nepotismo clientelar partidario.

Adiós a jefes injustos, que con su actitud cobarde y mezquina relegan a los profesionales a la oscuridad, les aíslan de la actividad, tratando de humillarles cuando no se someten a sus caprichos y cacicadas, contrarias, casi siempre, al imperio de la Ley.

Adiós a los controles. Adiós a los miedos.

Adiós a colegas miserables que te critican o alaban en función de la posición que ocupas, magnificando los aciertos y los errores, sin entretenerse ni, tan siquiera, un segundo, en tratar de conocerte.

Adiós a amigos de aluvión, que aparecen como hongos en los buenos momentos y desaparecen, después de exprimirte, cuando intuyen que puedas necesitarles.

Adiós a compromisos ajenos que me impidieron atender adecuadamente a los propios.

Hola a todos aquellos que compartieron conmigo, en mayor o menor medida, un trozo del trayecto.

A los que me enseñaron el camino.

A los que me inculcaron el significado de “servicio público”.

A los que me corrigieron cuando no estuve acertado.

A los que compartieron conmigo esfuerzos y alegrías.

A los que se alegraron de mis éxitos, sabiendo que su esfuerzo había contribuido a ellos.

A los que me reconfortaron en los momentos difíciles.

Hola a todos aquellos magníficos Jefes que respetaron mi profesionalidad, sin imposiciones partidarias.

Hola también para ti Jubilación, que espero me permitas vivir la vida. Si no la que desperdicié…, eso ya no tiene remedio, al menos la que me resta. Ahora que no tengo que estar ocupado en otras cosas.

Hola familia, espero que no sea demasiado tarde para recuperar el tiempo que os he hurtado durante todos estos años. Cuento con vuestra colaboración.

Y sobre todo, ¡GRACIAS!

Gracias a todos.

A los del Adiós, porque su actitud miserable, me obligó a sobreponerme a la frustración, a la desinformación a la incertidumbre y, en consecuencia, a esforzarme en mi formación, a crecer profesionalmente y como ser humano, a ser más humilde, a despreciar la injusticia, en definitiva, a ser más fuerte.

Pero sobre todo, Gracias a los del Hola, porque con su amistad, colaboración y respeto me hicieron muy placido este largo trayecto.

Ahora, comienzo un nuevo camino. Por razones cronológicas esté habrá de ser de menor recorrido, pero espero que no sea menos intenso. Estoy expectante e ilusionado.

Y al final, si no se me ocurre nada que hacer, siempre me podré apuntar al INSERSO, que tanto hace por mantener los establecimientos hoteleros de este país.

Para concluir, a los del Adiós, espero que este sea definitivo. Si os interesa, debéis saber que no os guardo ningún rencor. Quizás, un poco de compasión.

A los del Hola, confío que este sea permanente, que podamos seguir disfrutando de la mutua compañía.

Si no fuera así, espero que cuando pasado el tiempo, te acuerdes de mí, aflore a tu corazón un sentimiento de simpatía…, de amistad…, que se manifieste en una leve sonrisa de afecto.

Siempre estaré a vuestra disposición. Si no fuera posible, saber que siempre os llevaré en mi corazón

José Manuel de la Viuda Pérez